miércoles, 26 de agosto de 2015





ESTRATEGIAS PARA DEJAR UNA OBRA SIN ALMA

Catástrofes del snobismo


Lo mínimo que se puede exigir a un ser humano es que produzca ideas. La ignorancia en el criterio, la ausencia de rigor, y lo que es más… la moda y el facilismo impuestos por los medios masivos de comunicación, limitan la libertad en el razonamiento produciendo decisiones irreflexivas. La orfandad en la formación para los juicios que se emiten y la sobrevaloración de lo especulativo, nos privan de la posibilidad de elegir entre lo bueno o lo malo, lo admisible o inadmisible, lo correcto o lo incorrecto; con mensajes e imágenes que nos doblegan para actuar como autómatas ante los snobismos indeclinables, que agregamos como nuevos valores y parte de nuestra  postiza actitud renovadora.
 Mirando la historia de la humanidad nada se ha transformado sin la producción de un razonamiento lógico y demostrado.  En el caso de la  pintura, ella rompió con  la academia para proporcionar al artista visual nuevas formas de expresión y mucha más  libertad en sus creaciones. Esto no quiere decir, que dejemos de pensar para hacer arte o magnifiquemos el azar, cediendo los procesos a las sensaciones y al subconsciente (elementos muy importantes en la creación), pero peligrosos para quien no quiere comprometerse de verdad con una pintura creativa, conceptual y propositiva
                                                                   
Es un hecho que no se ha podido llegar a verdades absolutas respecto a: expresiones, teorías y postulados académicos, ni a certezas que resuelvan preguntas tan frecuentes como: ¿Qué es arte? ¿Qué validez tiene una obra? ¿Qué aporta?  ¿Es o no plástica? ¿Prima más la técnica o el concepto? ¿Puede ser atemporal en su contenido?,  y otras más.